Un norteño desnortado
hila al azar melodías,
con palabras malheridas
en tono desafinado.
Bella forma de fracaso
querer enjaular la vida
en compás cuatro por cuatro
y una guitarra que grita.
Y a veces brota el milagro,
y los sonidos se ordenan,
arquitectura serena,
de acordes iluminados.
Y la canción antes fría
es ahora suave miel
¡qué sorpresas da la vida!
piensa, extrañado, Rodriel.