Desde pequeño la música estuvo siempre presente en mi vida. Al inicio, me consideraba un simple oyente pero poco a poco fui descubriendo que quería intervenir, aprender. Así comencé con el piano y unas simples composiciones para darme cuenta que las canciones ya se volvían una costumbre y una necesidad.

Luego aprendí a tocar la guitarra, formé una banda, experimenté con sonidos y comencé a producir y arreglar mi propia música. Vagando por distintos géneros: indie, pop rock, pop barroco. Siempre abierto a nuevas posibilidades. Siempre en un constante viaje de aprendiz: fui formando y dejándome formar por la música.

En mis canciones, la letra y la melodía son esenciales. Es por esto que la escritura en algún punto de mi vida se desvió de su fin principal y se «independizó». Así llegaron las primeras poesías y la narrativa misma, al punto que escribí dos novelas que estoy en miras de publicar.

Ya de lleno en el mundo del arte, pensé en darle una oportunidad a otra faceta que siempre tocó mi curiosidad: la actuación.

Y así sigo. Experimentado y siempre aprendiendo. Reservando el arte como un fin en si mismo y buscando siempre estar abierto a la sensibilidad del mundo, como el gran Albert Camus (una de mis máximas inspiraciones), lo hacía.