Me gustaba escribir poesía y la publicaba en Internet en una página llamada ‘Poemas del alma’. Un día una compañera de trabajo encontró una de ellas y apareció con un guitarra, que me regalo, diciendo: ‘Toma, ponle música a tus poemas’.
Así que me apunte a una Junta Municipal de Madrid, donde aprendí los acordes básicos. Pero como era el año del COVID 2020, apenas asistí a 6 clases y cerraron la junta municipal.
Continúe mi aprendizaje con vídeos de YouTube y, en agosto de ese año, me compre una guitarra eléctrica.
6 meses después andaba buscando gente con quienes compartir afición y así monte mi primer grupo, donde seguimos sacando mis temas hasta la fecha de hoy.